Tengo que confesar que miraba poco hacia el pasado, o más bien nada.
Tal vez debiera recordar más y deleitarme en sus cosas buenas.
Pero el pasado para mí no es refugio, sino mala posada.
Realicé muchas cosas, pero sólo recuerdo las que me faltan por completar.
Por ello hace tiempo que dedico unos instantes diarios a disfrutar de mi pasado, concentrarme en el día a día, y soñar el futuro.
Voy comprobando que mi pasado es tan bueno como el de cualquiera y veo que he realizado ya, la mayor parte de mis sueños.
Me he casado, he tenido tres hijas, estamos en la época de las bodas, pronto habrá nietos. Y la vida sigue...
Esto es lo más importante de la vida: devolver a la vida, la vida que he recibido de ella.
Y lo que más satisfacciones da: dar y recibir cariño, de primera mano.
Esto colma todos los sueños. Lo demás, son sueños de “chichinabo”.
Pero vayamos a los sueños de “chichinabo”.
Sueño con educar mi oído para gozar de la música.
Sueño con seguir el ejemplo de mi maestro Leonardo da Vinci y cultivar las artes, las ciencias y las letras, dentro de mis posibilidades.
Sueño con el elixir de la eterna juventud para mi mujer y para mí.
Con ayudar a mis hermanos bipolares y al resto de marginados
Con que existiera una real justicia social y un reparto equitativo de la riqueza, etc.
.Aunque jamás sería magistrado o juez, sí sería, investigador o artista.
En general, estoy satisfecho con mi pasado. En cada momento he procurado hacer lo más correcto.
Me hizo sufrir enormemente, en su día, la ruptura traumática de mis estudios de Ciencias Físicas, pero a cambio, escribo y, a veces, me sale un soneto. Y me codeo, con éxito, con muy buenos jugadores de ajedrez.
Creo que estoy en el mejor momento de mi vida.
Estoy recogiendo el fruto de lo que sembré y se me está desarrollando una capacidad intelectual impensable no hace mucho.
Y todo esto lo estoy poniendo a trabajar. Por ello, he comenzado ya a programar la realización de los sueños pasados, posibles, actualizados al presente.
mayo de 2009
luis abad