miércoles, 14 de septiembre de 2011

Mi querido enemigo íntimo

Mi enemigo
puede convertirse                           haiku 5-7-5

en buen amigo



Ya que no puedo vencerte, mi querido enemigo intimo, voy a hacerme tu amigo, sin que tú te des cuenta.

Pero... ¿cómo hacerlo? ¿cómo engañar a alguien más astuto que yo, porque en teoría me conoce perfectamente?
Ahí está la madre del cordero. Te confías en tu supuesta sabiduría. Tu punto flaco es la vanidad. Te crees superior a mí, porque supones que me conoces perfectamente.


 
¿Cómo actúas? No actúas, te limitas a dirigirme. Piensas que, yo pienso y me muevo en función de ti.

¿Qué hacer, por tanto?

Seguir igual, haciéndote creer, que no soy consciente de tus insinuaciones.
Y, poco a poco, ir estrechando lazos de amistad contigo.



Mas, en primer lugar, ¿por qué seguir pensando que únicamente deseas mi mal? Existe la posibilidad de que nuestros intereses  confluyan.

En segundo lugar, si me destruyes físicamente, tu mueres conmigo.

En tercer lugar, tu calidad de vida disminuye si yo me deterioro.


 
Si repaso mi vida, no he tomado ninguna decisión radicalmente mala, ¿serás tan mal  enemigo como dice
El aforismo “el peor enemigo es uno mismo”, puede ser sustituido por “tú eres tu mejor amigo”.


 
Y ¿por qué seguir con esta división tan absurda de la personalidad?

Si no es bueno ser suspicaz, con los amigos que me quieren, ni con mi mujer que me adora, porqué serlo con... ¿quién?

¿con mi yo? ¿qué es eso? ¿dónde está? Es un concepto demasiado abstruso.



Realmente, no hay que “ser o no ser”, amigo de nuestro enemigo, por muy íntimo que éste sea.

Solo hay que “ser”. Ser como Cristo, el cual dijo.


Yo  soy  el que soy      medítalo despacio




                                                            Altamira, 14 de septiembre de 2011

                                                                            Luis Abad

No hay comentarios:

Publicar un comentario