la incapacidad es sublimemente desalentadora, el no poder realizar consistentemente una actividad y desempeñar una función normalizada, en la que propiamente deseo con todo tu empeño,deriva extremadamente a no sentirse partícipe de uno mismo.La verdad es que hay que tener obviamente una notable consideración´sobre estas personas ya que por circunstancias de la vida misma ( es decir) por su enfermedad no ha podido ejercer cosas y aspectos como ellos que en un principio se hubiera deseado,(es decir) retomar riendas en su cometido que no es otro en que abstenerse en la vida laboral,recayendo en una desconsiderada desconfianza y mera aportaciónconjuntamente a sus propios inicios de su limitación.
La experiencia que se muestra incluye,en circunstancias normales,por este deteriorode la imagen de la persona, son frecuentes yal mismo tiempo muy poco llevaderos, a raizdel síntoma actual que padece dicho individuo.
No es normal según las características de cada cual, en lo sucesivo aunque sea frecuentemente muyduro de afrontar el ploblema sin ningún tipo ni modo de esperanza, que tiene que sobrellevar lamentablemente con su limitación,quer les perdure en su ámbito de vida diario. Antonio Daviz Diez
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